miércoles, 10 de octubre de 2018

Ríe, baila y emociónate: es West Side Story, es el MUSICAL



Cuando una obra empieza en alto, haciendo que fijes los ojos al escenario nada más arrancar, y acaba en el momento en el que sueltas por fin el aire de la emoción contenida, tiene que tener un desarrollo igual de bueno. Es el caso del musical West Side Story, que ya está en Madrid para hacernos bailar, cantar y emocionarnos al mismo tiempo.

La historia nos traslada al Nueva York de los años 60, donde dos bandas de jóvenes, puertorriqueños y americanos de origen europeo, se disputan el dominio del barrio. El conflicto cobra mayor fuerza cuando uno de los americanos  y la hermana del líder de la banda de puertorriqueños se enamoran. Pero no nos quedemos sólo con una historia de amor y de rivalidad al estilo de Romeo y Julieta. West Side Story es mucho más. Es un diálogo ingenioso y dinámico que se alterna con canciones y melodías de todo tipo: Jazz, ritmos latinos, melódicas… Es una historia que te hace emocionarte y sufrir con los personajes pero donde la comedia y los pequeños chascarrillos también tienen su espacio. Es una interpretación sublime de todos los actores, desde los protagonistas hasta el último bailarín. Es una obra que te mantiene en vilo durante las más de dos horas que dura. Donde no hay espacio para el aburrimiento sino más bien al contrario: Te verás bailando y tarareando en más de una ocasión. Es, en definitiva un ESPECTÁCULO en mayúsculas.


Y es que poco se puede añadir de este archiconocido musical que ya fue innovador cuando se entrenó en Broadway en 1957 y que sigue sorprendiendo más de 60 años después. La música está perfectamente integrada en la obra, los decorados son variados y dinámicos pero lo que de verdad nos llamó la atención es el alto número de actores que hace que en algunas escenas se aproximen a los 30. Ahora cierra los ojos, e imagina esa multitud bailando, con faldas que lanzan sus volantes al vuelo. Escucha los coros y las voces que resaltan. Sigue imaginando: escenas de lucha donde no sabes dónde mirar porque la acción se sucede por todas partes. Unos escapan, otros golpean, otros aparecen por la derecha mientras por la izquierda pierdes de vista a otro par. Suben escaleras, salen por las ventanas… Y de repente el tiempo se para porque uno de los protagonistas empieza a emocionarte con su voz. Se llama West Side Story.
Emoción, diversión, calidad escénica, buen diálogo buena música y un final que cuando cae el letrero de West Side Story hace que te levantes para no parar de aplaudir. Gran papel también el de los de los secundarios. Anita acabó siendo una de nuestras favoritas. 

Para terminar, una única pega que es común para los musicales que vienen de Broadway: Nos hubiera gustado que las canciones fueran en versión original para cantar aquello de “I want to live in America”. 

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